viernes, 8 de septiembre de 2017

20 años de Alta suciedad

Tal vez cause una especie de shock caer en la cuenta de que ya han pasado 20 años, que para alguien adulto que aún es joven es mucho tiempo, desde que salió este álbum solista de Andrés Calamaro.
Fue el primero después de la disolución de Los Rodriguez.
A partir de allí, la etapa solista del músico vuelve para, al menos hasta el momento, no irse nunca más.
Yo tenía por entonces 25 años, un conocimiento musical bastante acotado pero unas ansias tremendas por conocer, en lo que a música se  refiere, muchas cosas distintas. Y cuando digo muchas, realmente quiero decir muchas.
Ejemplos? Quería escuchar mucho jazz, mucho soul, mucha bossa, funk, todo Zappa, todo Hendrix , Clapton, Doors y Pink Floyd completos y podría enumerar muchísimo más.
Y entonces salió Alta Suciedad.
Un disco de rock.
Pero no uno más. Me sonaba algo muy distinto. Muy variado. Creo que me sonó como un disco de canciones, pero a la vez de “climas”. Arrancaba muy arriba, descendía enseguida hacia algo más melancólico, volvía a subir un poco, luego venían temas de amor, canciones que invitaban a la reflexión, en fin…
Para mí, en ese momento fue algo muy novedoso.
No había escuchado algo así en el rock.
Si le hago un lugar a algo del estilo, y no me refiero al musical ni al artístico, sino a la sensación que tuve, mencionaría La hija de la lágrima y Say no more. Pero hay que ponerlos dentro de un paréntesis sí o sí porque son completamente de otro palo. Estamos hablando de dos cosas distintas. Nada tienen que ver La hija de la lágrima y Say no more de Charly con alta suciedad de Calamaro. Nada.
Alta suciedad ha sido catalogado por algunos como de “rock adulto”. No digo que el adjetivo no le quepa.
A mí en lo personal no me gustan ese tipo de clasificaciones. No simpatizo mucho con las clasificaciones en general porque suelen tener en cuenta una sola cualidad y encima no siempre es la más distintiva.
Vuelvo al rock y dejo en claro que, además de no gustarme, no creo básicamente en las clasificaciones como rock adulto, rock adolescente, etc.
Para mí rock es rock. Y ya.
 Alta suciedad es un disco de rock compuesto por un músico de rock.
Que no suene ciento por ciento rock&rollero , pongámosle.
Tiene atmosferas tangueras, funkys, jazzeras. Es muy conceptual, de un profesionalismo impecable.
Y me la juego y digo que, para mí, es el mejor disco de Calamaro.
No es lineal. De principio a fin pasa por lados más atrevidos, más honestos, más irónicos. Siempre desde una perspectiva rockera.
Tiene complejidad, profundidad, y también algo de distensión.
Porque Andrés es un músico de rock.
Alta suciedad cuenta una historia de amor, básicamente.
En esencia es un disco de rock que cuenta una historia de amor.
Dije que no me gustan las definiciones ni las clasificaciones y categorizaciones. Pero es simplemente decir algo acerca del disco.
Por ejemplo, si dijese algo distintivo del disco Desintegration de The Cure, diría exactamente lo mismo: que es un disco que cuenta una historia de amor.
Alta suciedad es eso.
Tiene temas de amor, obviamente: crímenes perfectos, el tercio de los sueños, el novio del olvido, flaca, todo lo demás. Canciones teñidas de  melancolía: comida china, donde manda marinero.
Al disco no le falta nada. Hasta tiene humor (¿negro?) Elvis está vivo y uno que juega con la ironía y también con una pisca de humor (¿negro otra vez?) Quién asó la manteca.
Un disco de rock que cuenta una historia de amor, compuesto por un músico de rock argentino con una capitalizada residencia en Madrid.
Felices veinte años!!!

http://www.calamaro.com/

lunes, 17 de abril de 2017

LUCA

¿Hay algo más punk que contestarle a alguien que te pregunta: «¿por qué te pelaste?» Responderle: «¿Yo? Por el asco que da tu sociedad»

¿Hay alguna confesión más honesta que decir: «no tengas miedo, no. Me pelé por mi trabajo. Los anteojos son para el sol y para la gente que me da asco»?

¿Existe mejor definición para la juventud que llamarla «divino tesoro»?

Luca Prodan lo hizo.
Y de una manera única.
Con esa combinación de sensibilidad, de extrema  lucidez y genialidad que plasmó, a través de sus canciones, en su voz, en su manera cantar, purificando algo de la contaminación propia de toda sociedad.
Para hacer, como todo genio, algo nuevo,  original, distinto del resto.
Porque como hubo un solo Mozart, un solo Piazzolla, y la lista podría continuar, también hubo un solo Luca.
Por suerte hubo un Luca.
Analizar y describir a Sumo no es lo que me interesa ahora. 
Tal vez solo quiero tener presente porqué sí a una banda que fue increíble, y qué existió gracias a este tipo que emigró desde Europa hacia Buenos Aires, trajo un bagaje musical hasta entonces inexplorado por nosotros y por su supuesto toda su energía y genialidad.